El
kirchnerismo como gobierno del miedo
La experiencia traumática de
2001, el silencio y la auto-censura
La historia del pueblo argentino
está organizada en torno a experiencias traumáticas. Los núcleos traumáticos más
recientes de nuestra historia son: la dictadura, el genocidio de estado, la desaparición
de personas, la hiperinflación, el corralito y la crisis de 2001. Ningún
argentino quiere volver a vivir estas experiencias traumáticas y nefastas.
El miedo a estas experiencias
marca nuestra historia como pueblo y nuestra memoria colectiva. Hay una verdad que
hoy nadie se atreve cuestionar: Néstor y Cristina, y más generalmente el kirchnerismo,
han salvado a la Argentina de su experiencia reciente más traumática: el
neoliberalismo y la crisis de 2001.
Tenemos que tener el coraje de
poner en duda las verdades más evidentes. Néstor y Cristina no nos salvaron del
2001. Nos gobiernan con el miedo permanente de volver a él. El kirchnerismo no
nos ofrece un proyecto de futuro, simplemente nos dicen que el presente es
mejor que el 2001.
El kirchnerismo es una forma de
gobernar al pueblo de la nación argentina basada en el miedo a retornar a la
experiencia traumática del neoliberalismo y la crisis de 2001. El kirchnerismo
se propone a sí mismo como un gobierno en el cual todos sus actos, sus
discursos y sus políticas nos alejan del 2001. Cualquier crítica y oposición al
kirchnerismo implica el miedo de retornar al trauma del pasado. El kirchnerismo
se presenta a sí mismo como la única garantía para no volver al 2001. Esto se
ha hecho absolutamente explícito y visible ante el escenario del ballotage en
donde una nueva dicotomía se ha instalado: “kirchnerismo o neoliberalismo”.
El mayor problema de la Argentina
actual de cara al ballotage no es la discusión del contenido de las políticas
del kirchnerismo (que pueden ser buenas, malas o regulares, según el caso). Lo
más importante es atrevernos a pensar y reflexionar al kirchnerismo como
tecnología de gobierno de nuestras mentes, de nuestra subjetividad, de nuestro
pensamiento a partir del miedo. Todo el edificio político del kirchnerismo está
basado en el miedo a la experiencia traumática de 2001.
El kirchnerismo nos enseñó a
tener miedo de un modo muy sutil e invisible pero terriblemente eficiente: jamás
dice abiertamente “tengan miedo”, nunca te obliga explícitamente a callar,
nunca sugiere ni te invita a guardar silencio. No impone la censura, te conduce
de modo sutil e imperceptible a que te auto-censures. El gobierno del miedo
kirchnersita opera a través de la auto-censura: cada uno elige callar y se dice
a sí mismo: “de esto mejor no hablo”, “mejor no critico abiertamente al
gobierno”, “mejor no hablo de política con mis amigos kirchneristas porque no
nos vamos a entender”.
El gobierno del miedo del
kirchnerismo opera de modo opuesto al miedo en la dictadura militar. En la dictadura
el miedo era tangible y visible: el falcón verde, el ejército en la calle, los
desaparecidos, la violencia armada, la guerra, los secuestros. La muerte como
posibilidad real de la vida cotidiana. Un miedo explícito que todos podíamos
ver, oler, percibir y sentir.
En el kirchnerismo el miedo es invisible,
una experiencia de cada uno que no es necesario nombrar ni compartir con lo demás.
El miedo se hace visible por el miedo a decir “yo tengo miedo”. La auto-censura
es una forma de auto-gobernarnos a través del silencio. Elegir callar es el modo
en que kirchnerismo tiene de gobernarnos con el miedo: se expresa como el miedo
a hablar, a criticar, a disentir con el gobierno. Durante la última década los
argentinos aprendimos a callar cuando pensamos distinto. Aprendimos a guardar
silencio en el trabajo, en la universidad, en la escuela, en la familia, entre
los amigos. Se impuso el lema: “mejor de esto no hablamos”. En este sentido el
kirchnerismo es muy similar a la dictadura: ambos gobiernan con el miedo.
A partir del escenario del ballotage
el miedo pudo ser personificado y corporizado. Los kirchneristas postulan: “Macri
es Menem”, “Macri es el neoliberalismo”, “Macri va a conducir a la Argentina a
la década de 1990”, “Macri va a producir un nuevo 2001”, “Cambiemos es la
Alianza”, “Cambiemos va a fracasar”. Macri es el retorno de lo siniestro: el núcleo
de la experiencia traumática colectiva.
Macri es la personificación de un
fantasma: el fantasma del menemismo. El kirchnerismo está gobernando a la
Argentina con un fantasma. Analogía perfecta de la película de terror del
presente de nuestra Argentina de la cual el kirchnerismo invita a todos los ciudadanos
a ser sus protagonistas pasivos. Los fantasmas no existen. El kirchnerismo nos
gobierna con el miedo a un fantasma.
Observen con atención la campaña
publicitaria del kirchnerismo para la segunda vuelta: está íntegramente basada
en el miedo, en el miedo a Macri, en el miedo a 1990, en el miedo al
neoliberalismo, en el miedo al fantasma del menemismo. Cuando tenemos miedo, no
somos libres porque somos gobernados por el temor, la angustia y los traumas
del pasado.
El gobierno del miedo y la
campaña del miedo del kirchnerismo se expresa de dos formas: una directa que
hace referencia al miedo explícito, una indirecta que plantea un miedo implícito
que te invita a cuidar lo que ganamos en esta década. El slogan de la campaña
dice: “En vez de cambiemos, cuidemos”. Cuidar es la forma positiva de expresar
el miedo a la pérdida suscitada por el trauma de los ’90 y de 2001: “cuidá tu
patria, cuídate vos, cuidá tu casa, cuidá a tu familia, cuidá el modelo, cuidá
tu jubilación, cuidá los subsidios, cuidá lo conquistado”.
Parte de la campaña combina el
miedo implícito y explícito. La publicidad kirchnerista dice así:
“Cuidá tu jubilación. Macri viene
con la gente que ya te la sacó.
Cuidá tu soberanía. Macri quiere
dólares a cualquier precio: el precio es tu patria.
Cuida tu sueño de familia. Macri
votó en contra de que puedas acceder a la fertilización asistida.
Cuida tus derechos. Macri votó en
contra del matrimonio igualitario y de la ley de identidad de género.
Cuidá tu justicia. Macri viene
con la gente que defiende las apropiaciones de bebés de la dictadura.
Cuidá tu cena. Macri viene con la
gente que te vació la olla.
Cuidá tu privacidad. Macri pincha
teléfonos para saber en qué andás.
Cuidá los Arsat. Macri los
considera un gasto”
Ciudadanos argentinos no tengamos
miedo a los fantasmas! No tengamos miedo al miedo con que el kirchnerismo quiere
gobernarnos! El fantasma del menemismo es un espectro,
está más muerto que el fantasma del Maracanazo del ‘50. Ciudadanos, tengamos el
coraje de no tener miedo. Cuando perdemos el miedo somos capaces de atravesar
la fantasía del miedo que nos ofrece el kirchnerismo. Al atravesarla lo que
descubrimos es que lo que está presente es un núcleo traumático de nuestra
historia: la crisis de 2001. Ahora que lo sabemos, podemos ejercer la crítica
libremente, podemos defendernos mejor para no volver a las experiencias del
pasado, podemos ser plenamente libres en nuestro modo de pensar sin tener miedo
a callar.
El mejor modo de combatir al
neoliberalismo es perdiéndole el miedo.
Cuando nos animamos a hablar sin
medio, comenzamos a ser libres.
Cuando perdemos el miedo tenemos
la posibilidad de imaginar y construir el futuro que deseamos en base a
nuestros sueños y no en base a las experiencias traumáticas del pasado.
Cambiemos miedo por esperanza.
Cambiemos miedo por futuro. Cambiemos miedo por posibilidad de criticar y
pensar por nosotros mismos sin temer a lo que nos digan los demás.
Yo elijo no tener miedo, por esto
escribo esta carta y la firmo con mi nombre.
Te pido que no tengas miedo de
compartir esta carta, compartirla con tus amigos, familiares y colegas. No
tengas miedo a hablar, no elijas el silencio. Pensemos. Dialoguemos. Soñemos.
Conciudadanos de Argentina, los
invito a no tener miedo. Si perdemos el miedo podemos ser libres y construir juntos
el futuro que deseamos.
Derrotemos al miedo. Tengamos
coraje. Cambiemos.
Dr. Leonardo G. Rodríguez Zoya
Politólogo –
Universidad de Buenos Aires
Investigador
del CONICET
@leonardorzoya
29/10/2015
PS: Te invito a compartir el
documento con amigos, familiares y colegas como una contribución a la reflexión
colectiva para regenerar la fraternidad ciudadana, la reflexión crítica y
pensar la complejidad de nuestro futuro. Construir juntos una ética de la
fraternidad y estimular un pensamiento complejo es condición de posibilidad
para construir un proyecto de futuro para la Argentina.
Podes encontrar más apuntes para
pensar el presente y construir el futuro sin olvidar el pasado aquí: http://argentina2100.blogspot.com.ar/
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