miércoles, 28 de octubre de 2015

El porvenir de la República


Uno de los principales desafíos del tiempo que vivimos es la posibilidad de fortalecer la dimensión republicana de nuestra democracia. Pero ¿Qué es la República? La República se basa fundamentalmente en la separación de poderes, en el imperio de la Constitución y en la igualdad ante ley. ¿Por qué la República es importante para nuestro futuro? Porque la República es la mejor manera que tenemos de proteger los abusos del poder. Cuando no hay República en la cúspide de nuestra comunidad política no está la Constitución sino la Voluntad de quien gobierna. Sin República es muy difícil controlar y limitar los abusos de la voluntad del gobierno y del poder del Estado. En el límite, la pérdida de la República degenera la democracia en autoritarismo. Allí donde no hay República tampoco hay libertad.

Todo lo que no se regenera se degenera. Hay que regenerar nuestra República para fortalecer nuestra Democracia que nos permitirá afianzar la República.

Para quienes nunca hemos dejado de soñar con la emancipación humana y con terminar con la opresión del hombre por el hombre, tenemos que defender siempre una República Democrática.

La República Democrática no es un fin en sí mismo, son las condiciones mínimas para organizar la unidad en la diversidad de voces y opiniones y luchar por los ideales humanistas, emancipatorios y progresistas que deseamos. No implica que todos estemos de acuerdo ni que vamos a eliminar todas las contradicciones de nuestra sociedad –pretenderlo sería una quimera-. Pero es la posibilidad de organizar el disenso y respetar al que piensa diferente.

Entiendo que la República es un concepto demasiado abstracto que nos cuesta valorar: ¿Dónde está la República? ¿Cuál es su realidad tangible? La experiencia republicana argentina es más débil aún que nuestra frágil y reciente experiencia democrática.

La República es como el amor, la valoramos cuando la perdemos. Regenerar la República es regenerar la fraternidad ciudadana, el amor cívico por convivir y respetar al que piensa diferente.

Como argentinos tenemos la posibilidad de ingresar en un nuevo tiempo histórico que será determinante para el porvenir de nuestra amada tierra: el tiempo del diálogo, de la comunicación, de la comunión, de la comprensión, del respeto al que piensa distinto.

El mayor desafío de nuestro tiempo es construir un diálogo político ecuménico y una ética ciudadana de la fraternidad. De nosotros depende tornar posible el futuro deseable.


Dr. Leonardo G. Rodríguez Zoya
Politólogo – Universidad de Buenos Aires
Investigador del CONICET

28/10/2015


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