Propósito

¿Cómo pensamos los argentinos?
Invitación a una auto-crítica humilde del modo de pensar en la última década

Supongo que algunos leen lo que escribo. Creo que no he sido claro en lo que estoy tratando de hacer. Posiblemente no me he expresado bien.

Quisiera explicitar muy bien y lo más claramente posible el sentido de mi tarea.

No estoy militando por un frente político llamado Cambiemos. No estoy haciendo una apología del macrismo. Estoy intentando pensar de modo honesto y sincero el kirchnerismo en toda su complejidad. El kirchnerismo formó parte de los últimos 12 años de nuestra vida individual y colectiva, si no lo comprendemos no vamos a poder rescatar lo mejor de su legado y deshacernos de lo peor de él. Algunos creen estar demasiado seguros de lo que es el kirchnerismo. Los invito a dudar, a cuestionarse, a auto-problematizarse. Los invito a que pensemos juntos.

No estoy discutiendo y analizando el contenido de las políticas públicas del kirchnerismo que pueden ser buenas, malas o regulares según el caso.

¿Qué estoy haciendo entonces?

Son tiempos que requieren un gran esfuerzo, una enorme paciencia y una gran humildad. Todos estamos ávidos de comprender lo que le sucede a la Argentina: los ciudadanos y los intelectuales.

El pensamiento no es un privilegio de los intelectuales. El pensamiento es un derecho y una responsabilidad de todos los ciudadanos de una nación. Los intelectuales son aquellos ciudadanos que hacen del pensamiento su ocupación y actividad principal. Los intelectuales tienen una responsabilidad política crucial en las sociedades que habitan: ayudar a la sociedad a pensarse a sí misma; ayudar a construir un lenguaje y un conjunto de conceptos que sean comprensibles para la mayoría de la población.

El rol de los intelectuales es ayudar a pensar. Enseñar a pensar no es decir qué pensar, no es indicar el contenido del pensamiento. Es enseñar a los ciudadanos a usar su pensamiento para pensarse a sí mismos y ejercer la auto-crítica. Es difícil que los intelectuales podamos ayudar a la sociedad a pensarse a sí misma, cuando somos incapaces de pensarnos a nosotros mismos como intelectuales, cuando somos impotentes de ejercer la auto-crítica. La crítica a la sociedad en la que vivimos es imposible sin una auto-crítica de los intelectuales en los últimos doce años de gobierno kirchnerista.

Diría, entonces, que lo que estoy tratando de hacer es una auto-crítica humilde del modo que pensamos lo argentinos (ciudadanos e intelectuales) en la última década. No vengo a proponer una verdad. Esto es una invitación a pensarnos a nosotros mismos.

El punto de partida de mi propuesta puede resumirse así.

Premisa del razonamiento:

  1. El kirchnerismo es una cosmovisión, es decir, una concepción del mundo, un paradigma o sistema de pensamiento. Utilizo estos términos como sinónimos.
  2. Ejemplos de cosmovisiones: las grandes religiones (cristianismo, budismo, taoísmo, judaísmo, etc.), los grandes sistemas filosóficos (el de Aristóteles, Kant, Hegel, etc.), los grandes movimientos políticos (marxismo, liberalismo, comunismo, peronismo, kirchnerismo, etc.).
  3. La cosmovisión de las grandes religiones y de los sistemas filosóficos, está “codificada”, es decir, escrita y documentada: la Biblia, las obras de Aristóteles. La cosmovisión de varios movimientos políticos también está codificada en algún grado. Tal es el caso del marxismo, el liberalismo, etc.

Hipótesis o conjeturas:
  1. El kirchnerismo es una cosmovisión que no está codificada, escrita y sistematizada en ninguna parte. El kirchnerismo como cosmovisión se encuentra inscripto en nuestro sentido común, en nuestra manera habitual de pensar. El kirchnerismo como sistema de pensamiento forma parte del pensamiento de los ciudadanos y los intelectuales de Argentina. Nótese que no estoy hablando de una identidad política, de nuestro grado de simpatiza con el gobierno. Podemos discrepar con el gobierno y tener un modo kirchnerista de pensar. Es probable que quienes simpaticen políticamente con el kirchnerismo tengan más arraigado el modo de pensamiento kirchnerista.
  2. Es posible descifrar e intentar cartografiar la cosmovisión kirchnerista intentando pensar el pensamiento kirchnerista. No se trata de discutir el contenido de las políticas del kirchnerismo, sino de cartografiar su modo de pensamiento.
  3. El kirchnerismo como paradigma o sistema de pensamiento tiene grandes dificultades para pensarse a sí mismo, es decir, para ejercer la propia auto-crítica. Para decirlo de modo crudo: el kirchnerismo es un pensamiento irreflexivo, incapaz de pensarse a sí mismo.

Por lo tanto:

  1. Puesto que el kirchnerismo forma parte de nuestro modo de pensar (de la sociedad, de los ciudadanos, de los intelectuales) y puesto que el kirchnerismo no nos da herramientas para pensarnos a nosotros mismos; entonces, hay que cambiar nuestro pensamiento si queremos comprender al kirchnerismo y comprender el presente.
  2. Si auto-crítica no hay pensamiento crítico. Sin auto-crítica no hay futuro.
  3. El kirchnerismo como sistema de pensamiento bloquea la auto-crítica. Allí reside la enorme dificultad de lo que estamos viviendo.

Si se entiende bien lo que estoy tratando de decir, entenderán que el principal problema del país no es ni el cepo, ni la inflación, ni la pobreza, ni el avance de la derecha, ni el neoliberalismo. El principal problema de la Argentina es el modo de pensar los problemas de nuestro país. La principal dificultad radica en la dificultad de pensarnos a nosotros mismos.

El sentido más profundo del concepto CAMBIO, no es un cambio político, un cambio de gobernantes, un cambio de un presidente, un cambio de políticas: lo más importante es aprender a cambiar nuestro pensamiento, cambiar el modo que pensamos, aprender a pensar por nosotros mismos.

Hoy, la verdadera revolución es una revolución del pensamiento.

No tenemos que olvidar una cuestión fundamental: nunca aprendemos a pensar completamente. El pensamiento es un aprendizaje permanente. Humildemente creo que dejamos de pensar cuando creemos que ya aprendimos a pensar. Y esto independientemente que seamos un obrero, un maestro, un gerente, un profesor o un investigador: por eso un campesino puede ser más sabio que un profesor. Cuando creemos que "aprendimos a pensar", dejamos de cuestionar y cuestionarnos. No sólo perdemos el sentido de la crítica sino también, y esto es lo más grave, el sentido de la auto-crítica. Esa es la tragedia del pensamiento intelectual de la última década: hemos dejado de ejercer la crítica en base a la auto-crítica.

El futuro de Argentina depende ante todo de nuestro pensamiento y de nuestra capacidad de auto-crítica.

Los invito a una auto-crítica humilde de nuestro modo de pensar.

Los invito a cambiar. Los invito a pensar.
Cambiemos. Pensemos.

Un fraterno abrazo,
Leonardo


Dr. Leonardo G. Rodríguez Zoya
Politólogo – Universidad de Buenos Aires
Investigador del CONICET
@leonardorzoya
02/11/2015





PS: Te invito a compartir el documento con amigos, familiares y colegas como una contribución a la reflexión colectiva para regenerar la fraternidad ciudadana, la reflexión crítica y pensar la complejidad de nuestro futuro. Construir juntos una ética de la fraternidad y estimular un pensamiento complejo es condición de posibilidad para construir un proyecto de futuro para la Argentina.

Podes encontrar más apuntes para pensar el presente y construir el futuro sin olvidar el pasado aquí: http://argentina2100.blogspot.com.ar/

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